Todos fuimos rebeldes en algún momento de la vida, pero como adultos, se olvida y enjuiciamos la conducta de los adolescentes. Lo que no se sabe, es que la rebeldía expresada en un ambiente adecuado, hacia la persona indicada, y de manera racional, puede llegar a ser valiosa y positiva.
Desde el punto de vista del desarrollo, la rebeldía típicamente comienza a los ocho años y generalmente no pasa de la adolescencia y es la forma en la que un hijo trata de ser autónomo e independiente.
En aproximadamente 30 y 40 por ciento de los niños y adolescentes se trata de una etapa transitoria, y sin embargo, un 20 por ciento desarrolla trastornos de conducta que pueden llevar a actitudes más peligrosas como: meterse en pandillas, destruir cosas, consumir alcohol y drogas.
Atento a estos tips que pueden servir para manejar o controlar a un adolescente con estas actitudes:
- El cariño y la aceptación son muchos más poderosos que los sermones y la presión para educar.
- Los adolescentes sienten más deseos de complacer a sus papás cuando estos los aprecian, no cuando atormentan.
- La crítica es sinónimo de malestar: es comenzar a generar defensas y falta de aceptación.
- Evite bombardearlo con preguntas.
- Debemos escuchar lo que el adolescente exprese (tenga o no la razón) con dedicada atención y no rechazarlo insinuando que lo que dice no es importante.
- Cuando el adolescente decide cómo vestirse y organizar sus cosas, busca en realidad su independencia. Debemos darle cierta libertad y, al mismo tiempo, estar al pendiente de él. De otra forma se sentirá abandonado y no querido.
- Es necesario tener paciencia con él: entendia que los cambios hormonales le impiden controlar su propio carácter.