Un refrán afirma que los ojos son el espejo del alma, algo que también podría aplicarse a la piel, ya que es una de las zonas que mejor nos refleja. Desde hacer dormido poco, a estar expuestos al sol.
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A pesar de que a muchos les cueste incluir en su neceser algo más que una espuma de afeitado y una hidratante, lo cierto es que el campo de la cosmética masculina no tiene nada que ver con el de hace una década.
Eso hace que recurrir a rutinas sencillas haya pasado a la historia. Entre los favoritos para lucir una piel tersa y luminosa, además de las vitaminas del grupo E y C, el ácido hialurónico y los retinoides, hace tiempo que otros componentes que a priori parecían asociados solo al mundo del lujo.
Nos referimos al oro de 24 quilates, cada vez más popular en el mundo de la cosmética, cuyo uso, por sorprendente que parezca, se remonta a la época de Cleopatra y Julio César.

Lujo para tu piel
Entre sus beneficios están sus propiedades antiinflamatorias, siendo además estas mismas las que ayudan a prevenir la descomposición de la elastina en la piel, manteniéndola suave y tensa.
Entre sus beneficios están sus propiedades, siendo además estas mismas las que ayudan a prevenir la descomposición de la elastina en la piel, manteniéndola suave y tensa.
Por otro lado, el oro es un metal hipoalergénico, que en el ámbito de la belleza sirve para acelerar los procesos celulares, activando la regeneración y estimulando la fabricación de nuevo colágeno. De este modo, además de atenuarse las líneas de expresión, se restaura la elasticidad. También es antioxidante y ayuda a combatir tanto los radicales libres como que los principios activos se absorban mejor por la piel. ¿El resultado? Un cutis con mejor tono, más terso y luminoso.
Entre los productos favoritos de la gama, destacan parches y sérums, todos ellos combinados con otros compuestos como el aceite de amaranto, lisinas, aceite de argán y distintos aminoácidos para reparar la piel seca y dañada.

¿Cómo usarlas?
Como cualquier tipo de tratamiento, los expertos recomiendan una preparación previa de la piel mediante una exfoliación con la que se limpie el poro en profundidad para que así el producto penetre mejor. Desde Marta García Esteticistas, uno de los centros especializados en trabajar con oro, aconsejan combinar estas mascarillas con radiofrecuencia y finalizar con un masaje relajante. Ahora te toca a ti decidir cuándo darte este capricho tan rejuvenecedor como placentero.